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Stoessel sobre Turismo: Hagamos Patria; no Populismo
30 julio, 2025

Stoessel sobre Turismo: Hagamos Patria; no Populismo

El Perú tiene todo para estar en las grandes ligas del turismo mundial: un extraordinario patrimonio arqueológico, cultural, geográfico y natural. Una enorme versatilidad para captar los distintos segmentos: turismo doméstico, receptivo, corporativo y de eventos. Un track record de éxito que nos hizo la envidia de la región durante 25 años. Sin embargo, hoy estamos entre los poquísimos países que aún no alcanzan las cifras de prepandemia. ¿Por qué? Simple. Hemos retrocedido.

El secreto de nuestro éxito en realidad no es ningún secreto. Nuestra larga racha de crecimiento se debió a que como país supimos brindar estabilidad, predictibilidad y reglas de juego claras. Esto nos permitió atraer inversiones. Que dieron lugar a infraestructura, abrieron la puerta a la llegada de marcas internacionales e importantes concesiones como el primer grupo de aeropuertos. El sector se dinamizó y pasamos de recibir 500 mil visitantes extranjeros a 4.4 millones en 2019. En el proceso atrayendo más inversiones, generando más empleos y desarrollo económico. Un auténtico círculo virtuoso. Pero lamentablemente, mucho de lo que hicimos bien en esa época se ha ido deshaciendo estos últimos años.

Por eso, el gran desafío del sector no es descubrir la pólvora. La principal tarea es no seguir retrocediendo. Veamos Machu Picchu. En 2019 se aprobó la construcción del Centro de Inter-pretación, pieza clave del Plan Maestro para el reordenamiento de nuestra maravilla mundial. Este espacio iba a ordenar y distribuir el flujo de visitantes, optimizando los recorridos, mejorando la experiencia y satisfacción del visitante. ¿Se puso siquiera un ladrillo? No. Se cedió ante las protestas de los populistas. En 2022 se tomó otra irresponsable decisión, entregar 1,000 boletos diarios para vender en Aguas Calientes. Recortando en 25% la disponibilidad de entradas para adquirir vía medios electrónicos, que es lo que usa la inmensa mayoría de personas. El resultado, desaprovechamiento del aforo, colas interminables, turistas engañados, una gestión cero transparente del dinero y una experiencia completamente deficiente.

Otro retroceso en ciernes es la potencial desnaturalización del Fondo de Promoción Turística. En lugar de mantener un sistema exitoso, que dio al país recursos para participar en ferias internacionales, publicitar sus atractivos y desplegar por todo lo alto la marca país, se pretende reducir a un tercio el monto para promover el turismo receptivo. Justamente el que trae divisas. Todo para redistribuirlo de manera clientelista hacia las ciudades patrimonio. Nada más antitécnico que quitarle recursos a Promperú, que tiene una ejecución presupuestal del 99.8%, para dárselos a municipios y gobiernos regionales que no saben ejecutar y cuando lo hacen, despilfarran el dinero en proyectos delirantes como huacos eróticos gigantes o monumentos a la maca.

El Valle Sagrado también está amenazado por un proyecto de cambio de zonificación, que transformaría esta área cultural, arqueológica y ecológica en ocupación urbana. Devastando uno de nuestros lugares turísticos más admirados. Tampoco debemos retroceder ante ideas trasnochadas de fijación de precios. No es el rol del Congreso determinar el costo de los pasajes aéreos. Lo único que lograrán es encarecer los pasajes y dar una señal gravísima de que en el Perú las reglas de juego son letra muerta.

«De igual modo, es imperativo culminar los megaproyectos que están en curso. Como el aeropuerto de Chinchero, la futura segunda puerta de entrada al país. Está apenas al 30% y mientras siga demorando, estará en riesgo».

Imprescindible también acelerar las obras de conexión del aeropuerto con Cusco y el Valle Sagrado; así como los accesos al aeropuerto. Sería imperdonable repetir la historia del Jorge Chávez, inaugurado con accesos provisionales debido a la mala planificación del MTC. Y ni qué decir de las obras de mantenimiento de los aeropuertos regionales. Están colapsados o en tan mal estado que pasan más tiempo cerrados que abiertos, como Jaén y Jauja.

A nivel servidores públicos también hemos dado una preocupante marcha atrás. Los perfiles profesionales y técnicos fueron reemplazados por cuotas partidarias sin experiencia ni capacidad. Las consecuencias las vivimos a diario en la degradación de los servicios. Esto necesita detenerse y revertirse. Algo más que no se puede repetir son los retrocesos ante la minería ilegal, que destruye nuestros parques naturales, como Tambopata y el Manu, mientras en paralelo desata olas de crimen e inseguridad. ¡Basta ya!

Perú sigue siendo ese mismo país que crecía por encima del mundo y resistía admirablemente las crisis globales. Seguimos teniendo el potencial y el know-how. Solo que los últimos años retrocedimos ante el irresponsable populismo. Esa película ya sabemos cómo termina, solo hace falta ver a Bolivia. ¿Queremos regresar a las cifras históricas y superarlas? La forma de lograrlo es no seguir yendo hacia atrás, sino plantarnos firmes e ir hacia adelante.

(Peru21)

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