Miraflores, Lima
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Jesse Takayama, de 26 años de edad, quien había llegado a mediados de marzo a Cusco para cumplir su sueño de conocer una de las siete nuevas maravillas del planeta, fue sorprendido por las restricciones de la emergencia sanitaria, entre ellas la suspensión de las visitas a los destinos turísticos para evitar el contagio del nuevo coronavirus.
Tras permanecer varado siete meses en el distrito de Machu Picchu Pueblo, ubicado en las faldas de la montaña en cuya cima se encuentra la joya turística del Perú, Takayama consiguió un permiso especial para ingresar y recorrer la cautivante urbe pétrea, declarada en 1983 Patrimonio de la Humanidad, gracias a la gestión realizada entre el Ministerio de Cultura, la Dircetur y la Municipalidad Distrital de Machu Picchu.
Conocido este suceso, gracias a las imágenes e impresiones que compartió el propio Jesse Takayama en sus redes sociales, la prensa internacional no tardó en convertirla en una de sus noticias más importantes.
Importantes agencias de noticias como Reuters dieron cuenta de esta noticia así: “Perú abrió las ruinas de Machu Picchu para un solo turista japonés después de esperar casi siete meses para ingresar a la ciudadela inca”. A su vez, la agencia AFP destacó: “Un japonés, primer turista que visita Machu Picchu en siete meses”.