Miraflores, Lima
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El Ayuntamiento de Barcelona ha condenado este lunes las molestias ocasionadas a turistas por algunos manifestantes el pasado sábado 6 de julio y ha solicitado respeto para los visitantes tras la difusión de imágenes donde se observa a personas increpando y mojando con pistolas de agua a turistas en terrazas del centro de la capital catalana.
Los habitantes de Barcelona se han sumado a las multitudinarias manifestaciones que ya han tenido lugar en otras ciudades de Andalucía, Canarias o Baleares en contra de la masificación turística. El pasado 6 de julio, unas 2.800 personas, según la Guardia Civil y 15.000 según la organización, se manifestaron por el litoral de la ciudad para reclamar límites al turismo y denunciar el impacto negativo que tiene esta masificación para barceloneses. El aumento descontrolado de los apartamentos turísticos en los últimos años ha repercutido negativamente en la vida de los residentes de Barcelona al elevar los precios de la vivienda y expulsar a los vecinos y vecinas de sus barrios.
Bajo el lema “Prou! Posem límits al turisme” (Basta! Pongamos límites al turismo), los manifestantes piden que se tomen medidas para frenar un turismo descontrolado que, según se predice, batirá récords en Cataluña esta temporada.
La manifestación se inició en Plaça Drassanes y siguió por Passeig de Colom. En este punto, algunos de los participantes mojaron con pistolas de agua clientes que se encontraban en las terrazas de bares y restaurantes. Asimismo, “precintaron” de forma simbólica la puerta de un hotel, que alojaba el convite de una boda, con una cinta que ponía “Precinto popular. Barcelona para las vecinas”. La marcha siguió hasta el barrio de la Barceloneta, una de las zonas más castigada y tensionada por el turismo, donde la misma cinta se usó para las terrazas del Passeig de Joan de Borbó, donde manifestantes increparon a turistas que estaban consumiendo en las mesas con gritos de “Tourists go home” y sacaron, de nuevo, las pistolas de agua.
Ante los hechos, algunos visitantes optaron por retirarse al interior de los establecimientos. “La policía nos avisó diez minutos antes de que iba a haber una manifestación, en principio pacífica, y que iban a poner pegatinas en el local”, cuenta a la agencia EFE un trabajador de un establecimiento de la cadena de comida rápida norteamericana Taco Bell.
La escena se prolongó durante aproximadamente un cuarto de hora, provocando que muchos de los clientes se dirigieran al interior del negocio hasta que los protestantes se fueron. ”Nadie se asustó demasiado, algunos me preguntaron qué pasaba, pero mayoritariamente entendieron por qué era”, ha añadido el trabajador.
Ante estas imágenes, el teniente de alcalde de Economía, Hacienda, Promoción Económica y Turismo de Barcelona, Jordi Valls, ha pedido respeto para los turistas. ”Protestar contra el turismo masivo debe ser compatible con el respeto hacia las personas que visitan Barcelona”, ha afirmado este lunes en la red social X (antiguo Twitter). El teniente de alcalde ha señalado que, frente al debate “complejo y global” del turismo masivo, Barcelona está promoviendo medidas “pioneras para manejarlo”, al tiempo que ha subrayado que el turismo es “un sector económico importante en la ciudad”.
El mismo día que se llenaron las calles de Barcelona, aunque con bastante menos afluencia, también lo hicieron las de Girona. Convocados por la Plataforma pel Decreixement Turístic y bajo el lema “Miris on miris, tot són guiris” (Mires donde mires, todo son guiris), unas 400 personas iniciaron la marcha en la Plaça del Vi para recorrer las calles del centro histórico de la ciudad, cada vez más abarrotado de turistas. Y es que en esta ciudad hace ya tiempo que reclaman medidas efectivas para paliar el impacto del exceso de visitantes.
El turismo no afecta solo a la ciudad, sino también a todos los pueblos de la provincia, ya que cuentan con un rico patrimonio medieval y unos parajes naturales únicos que atraen cada año a millones de turistas. Una de las zonas más afectadas es la Costa Brava que, en los últimos años, se ha convertido en una de las zonas más demandadas y visitadas del país.
“La industria del turismo genera precariedad laboral, destruye las economías locales y los beneficios acaban en manos de una reducida minoría de empresarios y grandes tenedores que especulan y hacen negocio con una necesidad básica como es un techo”, reclamaba el manifiesto de la plataforma.
(Infobae)